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Ortega quiere rango de vicepresidente y que Turismo coordine el Gobierno

Málaga
Tanto socialistas como populares se reservan la posibilidad de pactar con el Partido Andalucista (PA) si les hace falta tras el 14-M. Los dos partidos mayoritarios hacen oídos sordos a las críticas de los andalucistas, quienes reparten reproches por igual para destacar su mensaje nacionalista. Esta vez el PA huye del papel de comodín que le adjudican las encuestas para no abrir un debate que en el interior del partido está levantando ampollas: si el electorado les coloca en la posición de elegir socios, ¿hacia dónde se inclinarán? Parte del partido quiere optar por marcharse a la oposición, mientras la dirección diseña ya su estrategia en un hipotético Gobierno: una vicepresidencia y coordinar varias áreas.

En caso de que el Partido Andalucista pueda reeditar el acuerdo de Gobierno que desde 1996 mantiene con el PSOE, los andalucistas exigirán como cuestión irrenunciable mantener la Consejería de Turismo y Deportes que han gestionado desde su creación, pero ahora, además, con la pretensión de que adquiera un mayor peso político y se convierta incluso en coordinadora de otras políticas sectoriales.

El PA ampara su petición en la importancia estratégica de la actividad turística, que es, con mucho, la más dinámica de la economía andaluza y, junto a la construcción, la que ofrece mayores tasas de crecimiento en los últimos años, a la vez que unas excelentes perspectivas de futuro. Y bajo ese paraguas, y argumentando además los éxitos obtenidos en la propia gestión, como la promulgación de la Ley de Turismo y un entramado normativo elaborado con un alto grado de consenso con la patronal y los sindicatos del sector, el PA aspira a reforzar su papel dentro de la Junta.

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El partido tiene elaborada ya para ello una propuesta de creación de un nuevo organismo, la comisión delegada del Gobierno para asuntos de Turismo, Territorio, Cultura y Medio Ambiente, que presidiría el consejero de Turismo, o sea Antonio Ortega, quien tendría rango de vicepresidente, y que coordinaría las actuaciones de las consejerías afectadas que tienen una clara repercusión sobre la actividad turística.

"No significa que las demás consejerías vayan a depender de Turismo, sino que haya un adecuado nivel de coordinación en la planificación teniendo en cuenta que hay que priorizar las políticas turísticas por la importancia estratégica del sector", explica el secretario de Comunicación, Javier Aroca.

El PA ya hizo que se modificara el decreto sobre protocolo de la Junta cuando Ortega se hizo cargo de la consejería en febrero de 2002, y Turismo, un departamento sectorial, pasó a ocupar el segundo puesto en el orden jerárquico del Gobierno por detrás de Presidencia, desplazando a relaciones Institucionales, la cartera que hasta entonces ocupaba Ortega.

Los andalucistas argumentan su reclamación en el carácter horizontal del turismo, por la repercusión que tienen en esta actividad otras políticas que no son competencia de la consejería del ramo. Aroca, que es también viceconsejero de Turismo, pone como ejemplos los planes de ordenación territoriales, los horarios de apertura de los museos, las medidas de protección y rehabilitación del patrimonio o los proyectos de depuración de aguas y tratamiento de vertidos. Y no son ejemplos en abstracto, el propio Aroca por ejemplo, mostró públicamente el descontento de la Consejería de Turismo porque la de Obras Públicas no la tuviera en cuenta para la formulación de los planes de ordenación subrregional de la Costa del Sol Occidental y de Málaga recientemente aprobados por el Consejo de Gobierno.

Otro ejemplo de lo que el PA entiende "falta de suficiente conciencia colectiva del Gobierno con el turismo" es que ninguna consejería más que Turismo ha firmado acuerdos de actuaciones con los municipios que ya han sido declarados turísticos, Benalmádena y Santiponce, cuando el decreto que regula estos nombramientos prevé que se beneficien de inversiones especiales de la Junta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de febrero de 2004