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Editorial:

Turismo todo el año

El ministro de Economía, Rodrigo Rato, ha aprovechado la organización de la feria de turismo Fitur, en Madrid, para anunciar una nueva política sobre la que construir un turismo sostenible, más desestacionalizado y de calidad. Dejando al margen que se realiza en plena precampaña electoral, el anuncio tiene que ser bienvenido en cuanto significa la toma de conciencia por la Administración de una nueva realidad. España no puede seguir vendiendo únicamente sol y playa tres meses al año si quiere evitar la crisis de una de sus principales industrias una vez que la cuenca del Mediterráneo alcance estabilidad política y otras zonas, como Bulgaria o Croacia, realicen las necesarias infraestructuras.

El año pasado el sector ha tenido aceptables resultados. El número de turistas se ha incrementado ligeramente, un 0,3%, y los ingresos, un 4%. Sin embargo, esas cifras no deberían ocultar la muchas veces lenta reacción de empresarios y administraciones a nuevos fenómenos como el incremento de la desintermediación -más de la mitad de los turistas ha llegado a España sin ligarse a ningún paquete turístico- y el cambio en el tipo de cliente y sus costumbres. Los extranjeros ya no anticipan tanto sus vacaciones y los españoles cada vez viajan más, hasta llegar a suponer, según algunos cálculos, la mitad de la facturación total. Todo un vuelco en un sector que vivía de los extranjeros y los turoperadores.

El Gobierno ha achacado gran parte de los resultados obtenidos a la moderación de precios en los hoteles. Una moderación necesaria que no debe provocar un deterioro de la calidad, pero que de poco servirá si no se acompaña de igual actitud por parte de los servicios complementarios. Y tampoco será suficiente si la nueva política anunciada por el Gobierno central no se acompaña con actuaciones de gobiernos autonómicos y ayuntamientos encaminadas al mismo fin de procurar un turismo sostenible.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 1 de febrero de 2004