En la actual calle del Doctor Letamendi estuvieron hasta agosto de 2002 las casas del mayorazgo de los Vargas, de los que fue criado san Isidro. Ruth Toledano describía perfectamente en aquel mes la historia de su demolición y derribo. Desde entonces y hasta hoy queda un solar abandonado, sucio, lleno de cascotes y hierbajos, con un brocal de piedra con incisiones y dos magnolios, y en el que han encontrado cobijo y leña para calentarse algunos mendigos. La única acción hasta la fecha de su propietario, el Ayuntamiento, ha sido ocultarlo con telones blancos con ocasión de la boda de la hija del anterior alcalde, pero en la actualidad cualquiera puede darse un paseíto por el solar y fotografiar su contenido o rodar documentales.
Yo agradecería que alguien me dijese qué va a ocurrir con este solar a menos de 100 metros del Ayuntamiento, ejemplo de desidia y pasividad municipal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de febrero de 2004