El domingo 1 de febrero se celebró el primero de los conciertos que pretende organizar la Corporación en el centro de Madrid: en este caso ha sido de hip hop, congregando a más de 2.000 jóvenes que bebían y fumaban porros a sus anchas. Hasta aquí todo parece muy progre y, bajo mi punto de vista, es muy positivo organizar este tipo de eventos para que la juventud pueda expresar libremente sus tendencias musicales.
El problema viene en que este evento se ha organizado sin ningún tipo de plan de seguridad, ni una unidad del Samur en el lugar, y ante la mirada impotente de tres parejas de la Policía Municipal que eran los encargados de dar protección tanto a los allí congregados como a los viandantes, que no sabían por dónde pasar a coger los autobuses, y cuando preguntaban a los policías, éstos decían que no les habían dado esta información sus jefes y que estaban ellos solos para asistir y proteger a toda esa gente.
Afortunadamente no pasó nada. Para la próxima, a ver si el señor Ruiz-Gallardón se preocupa más de la seguridad de las personas y menos de hacer campaña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de febrero de 2004