Un avión de Iberia procedente de Valencia y con destino Madrid abortó ayer la maniobra de aterrizaje en el aeropuerto de Barajas después de que el comandante de la aeronave detectara la presencia de un perro en la pista en la que debía tomar tierra. Fuentes de la aerolínea confirmaron que, tras observar al perro corriendo por la pista, el piloto del vuelo 327 de Iberia, que ya había iniciado la operación de descenso, tuvo que remontar el vuelo y dar una vuelta para, minutos después, volver a situarse en la posición de aterrizaje.
Finalmente, el Airbus 320, con 120 pasajeros a bordo, aterrizó con normalidad y los viajeros fueron trasladados a la terminal, añadieron estas fuentes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de febrero de 2004