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Crítica:POP | Presentación del disco 'Electrospain'

Grupos con actitud e imagen

España parece tener ya su escena propia, un punto cañí y desmedida, de la penúltima tendencia clubbing, el electroclash. De modo similar a la movida, 20 años después creadores musicales optan por propuestas más o menos provocadoras, con instrumentación electrónica, poco atildadas musicalmente y mucha imagen y actitud. Lo importante es tener algo que decir y no el hecho de tocar bien o mal sus instrumentos. Agrupados en un recopilatorio llamado Electrospain, la presentación del disco se produjo en Madrid en dos noches y dos locales distintos. En la primera jornada dos grupos antagónicos dieron una idea de lo ecléctico del movimiento. La primera actuación correspondió al quinteto de Villanueva de la Jara (Cuenca) Insulina and the Ponny Girls, quienes rescatan la estela de uno de los pilares del género en suelo patrio: Fanny Macnamara. Descarados y divertidos, tienen canciones con títulos como Ultrapreñada, Fin de curso o Gol. Tampoco están llamados a dejar indiferentes a nadie Dirty Princess, que salieron después a actuar. Trío compuesto por Nicky y Jazmine, a las voces, y el veterano DJ y productor Big Toxic, aportan una propuesta más política y comprometida sexualmente. Con estética cercana al sado-maso, las dos vocalistas, que salen casi desnudas y pierden el casi según avanza la actuación, lanzan letanías rítmicas de textos duros mientras un audiovisual se proyecta tras ellas.

Presentación del disco 'Electrospain'

Insulina and the Ponny Girls, Dirty Princess, Mano de Santo, Superputa, Begoña y L-Khan. Sala Ocho y Medio y Sala Galileo. Madrid, viernes 6 y sábado 7 de febrero.

En la segunda jornada, las propuestas fueron más ligeras y coloristas. Comenzaron los salmantinos Mano de Santo con una interpretación de temas con base electrónica y temáticas variadas y surrealistas. En segundo lugar, el trío Superputa dio otra versión más adolescente del género. Pese al nombre, esta formación, que cuenta con la cantante Popita al frente, practica un pop bailable tremendamente ingenuo y en cuyas letras se roza lo naïf, como la canción La sopa, en la que dan la receta de la sopa que no engorda. En tercer lugar, la iruñesa Begoña ofreció su personal visión con unos temas interpretados en inglés y que tal vez tuvieran que ver más con otras ondas más en clave triphop que con los compañeros de cartel. Para cerrar la presentación del disco, L-Khan, los reyes del género en la capital, ofrecieron una actuación divertida, trepidante y muy coreada por el público asistente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de febrero de 2004