Hubo un tiempo en que los húngaros llenaban los teatros madrileños, y hasta nos dejaron uno para siempre (Vaszary; con su deliciosa compañera Lili Muratti); hacían un teatro de humor tierno, donde hasta el diablo, cuando aparecía, era bondadoso, tímido y gracioso. Las huidas políticas de Hungría llenaron el mundo de estos autores; Lubitsch -huido también- escogió a este László, del que hizo una película con Margaret Sullavan y James Stewart, y con el extraordinario actor de segundos papeles Frank Morgan. Aquí los hacen María Adánez, Aitor Mazo y Francisco Vidal. Aquella película tiene ahora 64 años; se rehízo años después (In the good old summertime, con Buster Keaton, Judy Garland y Van Johnson), sería mucho más tarde un musical de Broadway, volvería adaptada a los buenos nuevos tiempos y hace cinco años se volvió a hacer una versión de cine, Tienes un e-mail, y Meg Ryan es la chica.
La tienda de la esquina
De Nikolaus Laszlo. Adaptación de Evelyne Fallot y J. Jacques Zilbermann. Intérpretes: María Adánez, Aitor Mazo, Francisco Vidal, Elena Dueñas. Director: Lander Iglesias. Teatro Infanta Isabel. Madrid.
El argumento, por tanto, nunca falla: los desconocidos que entablan una relación amorosa por carta no saben que en realidad trabajan juntos y se odian. Pero la obligación del final feliz hace que, después de una serie de episodios, malestares, sucesos y angustias, se descubran y se amen, esta vez en carne y hueso. Con el beneplácito del público, que llenaba de arriba abajo el teatro Infanta Isabel, reía y ovacionaba a todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de febrero de 2004