No quiero polemizar con todo el contenido de la carta de Carlos Perla Muedra El error humano del Yak-42, aparecida en EL PAÍS del 23 de enero, y que he vuelto a ver publicada en El País Semanal del pasado día 8 de febrero. Responde, sin duda, a las propias convicciones personales del firmante.
Sin embargo, y en defensa de este ministerio, tengo que rechazar frases tan injustas como la que dirige a la "cúpula militar", que define como "lobos disfrazados con piel de cordero".
También quiero expresar mi desacuerdo con su acusación no sólo de "falsedad", sino de "perversidad" a este departamento, y reiterar, una vez más, que en los centenares de militares, y algunos civiles como yo, que estamos dedicados a esta trágica cuestión no ha habido nada más que el firme propósito de apoyar a los familiares de las víctimas y de conocer la verdad de lo sucedido.
Por último, y aunque sea sólo con carácter personal, estoy convencido de que el comandante médico Felipe Perla Muedra (q. e. p. d.), con la clarividencia que da el más allá, comparte mucho más este juicio positivo mío sobre sus compañeros militares que los negros pensamientos del general Escobar, antes de su ejecución, citados en la carta de su hermano Carlos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 12 de febrero de 2004