Uno supone que la decisión de conceder los pisos de Viviendas Municipales de Bilbai -así como los de Visesa- por sorteo, tal como se venía haciendo con los pisos de Etxebide, es algo que, en teoría, no tiene porqué escandalizar. Sin embargo, permítanme al menos discrepar. VV. MM. de Bilbao fue instituida o ideada por Indalecio Prieto en 1918 y la preocupación fundamental de dicha institución desde hace muchos años, si no desde el principio, ha sido la de facilitar una vivienda a personas que no estaban precisamente en condiciones de acceder a un mercado como ese.
Estamos hablando por tanto de personas muy determinadas y con escasos ingresos que, en función de las condiciones familiares, iban adquiriendo los puntos suficientes hasta que, una vez en la cabeza de la lista entre todas las personas solicitantes, se le concedía una vivienda disponible. Ahora resulta que con la nueva normativa, todos los solicitantes de VV. MM. están supeditados a la suerte, lo que quiere decir, ni más ni menos, que una persona que no la tenga, puede estar condenada de por vida a vivir en una furgoneta o debajo un puente, cosa que no podría suceder nunca con la normativa anterior si se aplicara hasta las últimas consecuencias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de febrero de 2004