Como cunda el ejemplo dado por Esperanza Aguirre y su equipo de Gobierno: se va a poner imposible encontrar alojamiento para pasar un fin de semana en la sierra madrileña. Está bien que los políticos busquen la paz y la tranquilidad para relajarse entre los pinos y encontrar la serenidad que no encuentran en sus despachos, siempre que no repercuta sobre los hábitos y las necesidades de una sociedad tan necesitada de descanso.
De momento han optado por utilizar propiedades municipales para justificar los gastos que genera, pero como éstas tienen una capacidad limitada, quién nos dice que en los futuros presupuestos no se vayan a destinar partidas presupuestarias para cubrir estas jornadas de reflexión como gastos extraordinarios. Si se aficionan los políticos a reunirse los fines de semana en lugares tranquilos para trabajar en silencio, mejor será que nos mentalicemos de lo que se avecina, porque la demanda puede superar con creces a la oferta disponible. La ley del mercado es inexorable y no habrá quien evite una considerable subida de los precios de la oferta de turismo rural de nuestra Comunidad, que hasta ahora parecía suficiente, pero que puede ponerse cara y escasa, si se confirman los augurios...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 16 de febrero de 2004