La extraña y sospechosa coincidencia del cierre de empresas en Cataluña con el inicio del nuevo Gobierno suscita opiniones diversas y curiosas. Quisiera recordar el revuelo informativo que se creó hace unos meses cuando la empresa Pascual decidió no comprar leche a los ganaderos catalanes. Internet y muchos medios informativos aprovecharon para sumarse a la campaña y azuzar al boicoteo de la marca evitando la compra de sus productos. Lo mismo que hacía esa empresa parece que era copiado por otras, pero no eran objeto de boicoteo. Después del error, la empresa castellana lo ha corregido y anuncia la instalación de una fábrica en Gurb.
Mi curiosidad radica no tanto en hechos pasados y quién los manejó, sino en qué han hecho los impulsores de aquella campaña ante la marcha de empresas de Cataluña. Les pregunto: ¿deberíamos dejar de comprar determinadas bombillas, material electrónico de tal empresa, quizá coches de otras marcas en un futuro? Y en caso de que se emprendiera alguna acción, les sugeriría que metieran en el mismo saco a insignes propietarios de afamadas marcas de aquí que hace ya tiempo que han trasladado sus fábricas a Marruecos, China o Indonesia. ¿Cuándo anunciarán en televisión que vuelven a Cataluña?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de febrero de 2004