Siempre se han manejado un puñado de monedas para traicionar, comprar, hacer callar, hacer olvidar..., pero nunca un responsable de un ministerio ha utilizado una moneda para humillar a cientos de personas que con sus voces gritaron un día cualquiera ¡No a esta absurda guerra!
Una moneda de un euro es el valor que le da el señor Trillo a la guerra de Irak y a sus efectos colaterales...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 18 de febrero de 2004