Casi veinte años llevo en Educación de Personas Adultas, como educador, y veo que la labor desarrollada por todos los profesionales que hemos trabajado con adultos ha dado sus frutos. Me refiero a la manera de protestar que tienen los alumnos del Centro de Personas Adultas de Ayamonte, por la situación tan lamentable que sufren. Desde aquí mi solidaridad con todos ellos.
También me gustaría invitar a los políticos responsables de esta situación a que vayan a los Centros de Educación de Personas Adultas, a ver si adquieren el significado de términos como vergüenza, educación y respeto a las personas mayores, muchas de las cuales no pudieron, en su infancia, recibir esa educación; cosa que ellos como privilegiados si la tuvieron.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de febrero de 2004