La Universidad Autónoma no morirá nunca más por las noches. La apertura, en enero, de una residencia para profesores y alumnos en pleno campus ha insuflado vida al recinto lectivo. El edificio, en la calle de Erasmo de Rotterdam, tiene 413 plazas, de las que 180 están ya ocupadas.
Todas las habitaciones (154 individuales, 126 individuales con cocina compartida, 61 dobles y 11 suites) cuentan con cocina, baño, teléfono, acceso a Internet y conexión vía satélite. Las dobles cuestan 278 euros al mes y 537 las individuales.
Para levantar la residencia, la universidad cedió un terreno a una sociedad promotora, Siresa Carolus Magnus. Y ésta, a su vez, encargó su construcción y comercialización a la compañía Resa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 21 de febrero de 2004