Después del mensaje bomba de ETA, ni las declaraciones de Zapatero, ni las de Aznar y Rajoy han sido coherentes con las propias intenciones declaradas de sus autores de negar todo protagonismo y credibilidad a la banda terrorista. En medio de la histeria desatada, sólo una propuesta, la formulada en su declaración institucional por el presidente Maragall, parece responder acertadamente al desafío de ETA: ampliar el Pacto Antiterrorista, monopolizado hasta la fecha por el PP y el PSOE, e incluir a todos los demócratas.
¿Pero le interesa electoralmente al PP aislar verdaderamente a los terroristas y hacer pasar la línea divisoria entre éstos y los partidos democráticos, nacionalistas y no nacionalistas? Esta es la cuestión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de febrero de 2004