En Der Spiegel (ver EL PAIS de ayer) han sido capaces de entrevistar al Gran Ayatolá iraquí sobre los derechos de las minorías, sin preguntarle por el papel que reservaría a las mujeres (una mayoría del 60%) en su futura "democracia" islámica. Comentaba Carmen Alborch, en la fiesta de Dones Progressistes, el reproche favorito de Rosa Regás dirigido a los varones: "No es que no nos queráis... es que no nos veis". Esa cualidad no sustancial sino adquirida (adjudicada); ese vagar transparentes por un mundo de hombres, tantos impresentables pero de contundente e impositiva presencia, ha permitido desorganizar a la humanidad prescindiendo de una de sus mitades. Con o sin elecciones , lo que ocurre en Irán (asesinatos, condenas de las que se atreven a destacar) es significativo por silenciado e "invisible".
Y volviendo al caso del Irak "liberado", el Consejo de Gobierno intenta suspender los derechos adquiridos por las mujeres durante la época del dictador. Años en que, a pesar de que Sadam cediera a veces ante las fuertes presiones, las ciudadanas llegaron a ser las más libres de la contornada. Ocurrió la guerra y el posterior embargo, y ellas tejieron las redes de apoyo y supervivencia. Luego, más bombardeos y muerte, y esta posguerra con su estela de violaciones, que son la clásica venganza contra las "propiedades" del enemigo. Un nuevo y virulento patriarcado se prepara para adueñarse del poder. Las prédicas y las exigencias de los mulás resucitarán el "asesinato de honor", la poligamia, los velos, el enclaustramiento. Ninguno de los partidos representados en la llamada oposición a Hussein tiene compromiso alguno con la igualdad.
Tampoco hay garantía de que las mujeres destacadas defiendan a las mujeres, pero entre nosotras es importante que hayan llegado a ser tan "visibles" Regás y Alborch, Margarita Salas, Iciar Bollaín o Maruja Torres. Por ejemplo. Lástima que tan dura lucha también haya servido para aupar a una tal Asunción Quinzá hasta la tribuna de Les Corts, donde borda el triste papel de Panzerdivision anti-izquierda. Gajes de la igualdad: ellas tienen el mismo derecho a decir bestialidades. Aunque a veces nos dé tanta pena...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de febrero de 2004