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OPINIÓN DEL LECTOR

Fosas comunes

En EL PAÍS del 3 de diciembre de 2003 me llamó la atención un titular que decía: "La Junta impulsa la identificación de las fosas comunes del franquismo. El Gobierno andaluz homenajea a quienes protagonizaron la resistencia a la dictadura". Este concepto lo respeto, pero creo que no se debe caer en la exageración.

Cuando se creían cerradas las heridas que en los dos bandos se produjeron con motivo de nuestra Guerra Civil, alguien ha removido el 'rescoldo' y ha puesto de moda el buscar fosas comunes de supuestas víctimas del franquismo. Acerca de esta lamentable conducta, pienso que sería conveniente que buscaran todas las fosas, no digo las de los derechistas asesinados, que son muchas, me refiero concretamente a las de los miles de soldados republicanos y milicianos anarquistas que fueron ejecutados por sus propios camaradas comunistas y afines.

En la obra titulada Brigadas Internacionales en la guerra de España, Andreu Castells, jefe de las brigadas, conocido como El Carnicero de Albacete, manifiesta que él personalmente mandó fusilar a no menos de 500 brigadistas. Busquen esas fosas comunes en el frente de Andalucía y sepan identificar a sus autores.

Asimismo, en el libro titulado Por qué perdimos la Guerra, escrito por el dirigente anarquista Diego Abad de Santimán, se detalla cómo grupos de anarquistas, por negarse a aceptar el carné del Partido Comunista, eran fusilados al poco tiempo tras acusarles falsamente de pretender pasarse a la zona nacional. Busquen, señores, busquen también todas esas fosas.

Por otra parte, he de manifestar que a la hora de enterrar a sus víctimas, el comportamiento de las tropas del Ejército Republicano, tras la toma del Santuario de la Virgen de la Cabeza en Andújar, el 1 de mayo de 1937, no fue nada humano, ya que dejaron insepultos más de 60 cadáveres de defensores caídos tras el último combate, y sin realizar siquiera una fosa común los dejaron abandonados en el mismo lugar en que cayeron hasta el final de la Guerra Civil (aproximadamente dos años).

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de febrero de 2004