Una dotación de los Mossos d'Esquadra empieza hoy a analizar diversas carreteras catalanas para decidir los puntos exactos en los que se instalarán 16 nuevos radares. Estarán en funcionamiento en torno a Semana Santa. El Servicio Catalán del Tráfico ha decidido ya las carreteras donde se colocarán los aparatos, pero queda por definir los puntos precisos, que serán diversos porque estos radares, aunque se colocarán en instalaciones fijas, cambiarán de posición en función de los días y las horas.
El Servicio Catalán del Tráfico ha distribuido los nuevos radares entre las cuatro provincias catalanas. Las carreteras de Barcelona seleccionadas para los controles de velocidad son la C-58 (va desde Barcelona a Sabadell y Terrassa), la C-17 (antigua N-152), que contará con dos, y la C-31 (que discurre junto al mar al sur y al norte de Barcelona).
En Lleida, las carreteras elegidas son la AP-2, nueva denominación de la autopista que va de Zaragoza a Lleida y luego enlaza con la AP-7 en el Penedès, y en la A-2, que es el nombre que ahora tiene la antigua Nacional II, convertida en autovía. Habrá otro radar en la C-14 (Artesa de Segre-Tarragona). En esta misma carretera habrá otros dos radares, pero ya en la provincia de Tarragona. Otro irá a la N-240 (Tarragona-Valls) y otro más a la N-420 (Reus-Gandesa). En Girona, las carreteras elegidas son la C-35 (va desde la N-II hasta Sant Feliu de Guixols) y la Nacional II, que conserva esta denominación ya que aún no ha sido desdoblada. Otros dos radares irán a parar a la C-25 (Eix Transversal).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de febrero de 2004