Atascos, ruidos, contaminación, obstáculos para los viandantes.... los efectos negativos del exceso de tráfico motorizado son obvios, y por eso mismo parece obvio que habría que fomentar modos de transporte que hicieran nuestras ciudades más tranquilas y habitables. Sin embargo, el Ayuntamiento de Valencia no va en esa línea, sino todo lo contrario. Las personas que optan por este vehículo han descubierto que les permite ahorrar tiempo y sobre todo dinero, y les ayuda a mantenerse en forma. Además, descongestionan el tráfico y contribuyen a disminuir el ruido y la contaminación. Pero muchos de estos ciclistas acabarán dejando la bici en casa si se aprueba la nueva ordenanza municipal que pone trabas como la prohibición de atarla a los elementos del mobiliario urbano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de febrero de 2004