Si el escritor sueco August Strindberg (1849-1912) viviera, el actor José Sacristán le daría un consejo: "Ni se te ocurra enfrentarte al mundo femenino desde lo masculino. Es un peligro insalvable". Pero el autor de La señorita J ulia sí lo hizo en novelas como Danza macabra, que el propio Sacristán, Mercedes Sampietro y Juan Gea escenifican desde hoy y hasta el 28 de marzo en el Teatro Albéniz de Madrid bajo la dirección de Mercedes Lezcano.
Danza macabra cuenta la historia de un matrimonio que lleva 25 años unido pese a odiarse, y que sabe que será así hasta su muerte. Edgar (Sacristán), un militar que no logra ascender, y Alicia (Sampietro), una modesta actriz retirada, reciben a Kurt (Gea), que se ve envuelto sin quererlo en sus miserias.
Sacristán: "Es una mirada desde el dolor y la amargura, con humor, ternura y sarcasmo"
"Se habla de una gente con un bagaje de toda una vida que llega a un balance final en la obra", explicó Sampietro, presidenta de la Academia de las Ciencias Cinematográficas. "Sale a flote no sólo la crisis de la pareja y de la convivencia, sino todo lo que nos atañe a los seres humanos: el miedo a la muerte, a la vejez, al paso del tiempo, al haber desperdiciado la vida...". A su juicio, sólo alguien de su edad (tiene 57 años) podía encarnar su papel: "Hay que tener experiencias
propias".
Sacristán piensa que es "una mirada desde el dolor y la amargura, con picos de ternura, sarcasmo y humor". Para el actor,
Strindberg "marca los cauces del estudio de los comportamientos del ser humano con una profundidad que luego han seguido muchos autores". "Es absolutamente desesperanzador, no hay salida. No es el matrimonio como institución, sino los hombres y mujeres en todas las manifestaciones en las que tienen contacto", comentó el protagonista de Un lugar en el mundo. "La pareja es un tema universal, eterno y moderno. Hay casos de enfrentamiento peores que el que cuenta la obra. Ahí están las muertas de cada día", reflexiona el intérprete. Según él, el cinismo o la resignación se dan en el 90% de los matrimonios
. "El interés, lo económico, el cariño, son los puntales que lo sostienen", dice Sacristán, quien confiesa que el mundo femenino le "fascina y aterra" al mismo tiempo.
Sampietro confía más en la longevidad de la pareja: "Creo que es cuestión de carácter y que el azar influye muchísimo. Hay gente que en la misma circunstancia tiene facilidad para ser más feliz".
Los dos lamentan la escasez de personajes de edad madura, pero se consideran unos privilegiados. "En los últimos tres años he hecho buenas películas: Cuando vuelvas a mi lado, Silencio roto, Lugares comunes...", enumera la actriz. Con José Coronado prepara, bajo la dirección de Belén Molinero, la grabación para Televisión Española de la obra de Jacinto Benavente La malquerida. "Hace un montón de tiempo que la mayor parte de lo poco que se me ofrece no me interesa. Afortunadamente, en televisión y teatro va mejor. Y esto también lo digo sin acritud", lamentó el actor, nacido en 1937, y protagonista de My fair lady y El hombre de La Mancha. "Les pasó a Greta Garbo y a Gary Cooper. Yo he sido un actor de la transición. Luego eres el padre o el abuelo y no me gustan los papeles. Prefiero quedarme en casa".
Ahora, con Roma, filme de Adolfo Aristarain que se estrenará en otoño, el actor está "loco de contento".
Tienen gira hasta el 5 de junio con Danza macabra pero él no quiere retomar la función en septiembre: "Mi necesidad de ser otro es cada vez menor, afortunadamente, y eso es saludable".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de febrero de 2004