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Crítica:CRÍTICA

Sólo para incondicionales

Si nos atenemos a la vieja lógica del autor como responsable final de un filme, nada se entiende en Escuela de rock. Firmada por uno de los más interesantes directores independientes americanos, Richard Linklater (su último filme estrenado entre nosotros fue el apasionante ensayo animado Waking life), y dirigida directamente hacia la platea más joven y menos exigente, la de quienes tienen los mismos 13, 14 años de sus protagonistas, sus ¿logros? no pasarán jamás a la historia del cine, ni siquiera a la del género en la que se inscribe.

Más desconcertante aún resulta el ver que no hay ningún elemento personal en su realización, como si Linklater hubiera dejado a su ayudante al frente de todo y se hubiera ido a tomar un café. Así, lo único que queda en pie es el motivo por el que el filme se ha hecho, o sea, un vehículo para el lucimiento de un cómico que, como el actor Jack Black (le hemos visto en la espléndida Alta fidelidad y en la insulsa Amor ciego, entre otras), goza de amplio predicamento en-tre el público potencial del asunto.

ESCUELA DE ROCK

Dirección: Richard Linklater. Intérpretes: Jack Black, Joan Cusack, Mike White, Sarah Silverman, Joey Gaydos Jr. Género: comedia musical, EE UU, 2003. Duración: 108 minutos.

Y de la historia que narra será mejor olvidarse. Es de nuevo una revisitación del montaje de un espectáculo musical por parte del músico más improbable, sus gracias se limitan a ver la mayor o menor destreza de los jóvenes aspirantes a rockeros que en ella intervienen, al desborde cómico de Black y a ciertos toques de pudorosa crítica a una escuela de élite... Bien poco para soportar su largo, aburrido desarrollo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de febrero de 2004