Cuando en la mañana de ayer la santanderina Anabel Ortiz y sus dos compañeras de trabajo detuvieron su coche en el área de servicio de Arrigorriaga (Vizcaya) nada les hacía suponer que su viaje a Vitoria iba terminar como Carlos Sáinz en un rally. En lo que se tarda en tomar un café, el temporal llegaba a la A-68 y la dejaba imposible para la circulación.
Con mucha dificultad, Ortiz y sus amigas lograron pasar el puerto de Altube y llegar a la capital alavesa: su coche se salió de la carretera dos veces y sólo pudo seguir gracias a la colaboración de otros automovilistas. A última hora de la tarde, regresaba a Santander con la precaución que da la experiencia de haberse convertido en piloto forzosa.
Quien no pudo regresar a su casa fue Nieves Zalacain. Tras pasar unos días en Vitoria con unos parientes, quería volver ayer tarde a Bilbao. Imposible. A las seis de la tarde le anunciaban en la taquilla de Autobuses La Unión que el que había salido a las tres aún no había llegado a la terminal de Bilbao y no había mejores expectativas para los siguientes. No tuvo más remedio que coger la maleta y regresar a la casa de sus familiares.
El problema de los viajes por autobús también afectó a quienes trabajan cerca de Vitoria. María, una empleada de hogar, logró llegar a Villarreal como única viajera en el autobús de Bilbao que va por los pueblos. Fue el primero y el último que intentó el recorrido entre ambas capitales por el puerto de Barazar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de febrero de 2004