La evolución práctica de los descapotables. Llevan un techo rígido plegable que se recoge en el maletero y protege de los robos y el mal tiempo. Y ofrecen un interior con cuatro plazas que les permite cumplir incluso como coche familiar. Además, como se basan en modelos de gran serie tienen unos precios menos inalcanzables de lo habitual en los coches descubiertos.
Los dos descapotables de esta prueba aportan soluciones para resolver los principales inconvenientes de estos coches.
Techos eléctricos
El Peugeot 307 Coupé-Cabrio y el Renault Mégane Coupé-Cabriolet son dos modelos de última generación con cierta vocación popular. Aprovechan la base mecánica de sus hermanos de gama (chasis, motores, cambios...) para reducir los costes. Pero sobre todo muestran la evolución realizada por los fabricantes generalistas de grandes tiradas para aumentar las ventas de sus descapotables. Ambos aportan recursos ingeniosos sólo disponibles hasta hace poco en modelos más caros y exclusivos: techo metálico en el Peugeot y de cristal en el Renault, los dos plegables de forma automática en el maletero. Así, permiten disfrutar dos coches en uno: cupé en invierno o con mal tiempo y cabrio cuando la meteorología acompaña. Y sin renunciar al sentido práctico de una carrocería con cuatro plazas y un maletero correcto.
Sobreprecio de 4.500 euros
Para esta prueba se han elegido las versiones 2.0 de gasolina. El 307 C-C 2.0 16v. de 138 CV cuesta 24.300 euros (25.550 con cambio automático). Además hay un 1.6 16v., más asequible, por 22.800 euros, y un 2.0 16v., más potente, de 180 CV (28.700 euros).
El Renault Mégane C-C 2.0 16v. sale algo menos caro: 22.915 euros. Y cuenta también con una buena gama que incluye un 1.6 de 115 CV (19.765 euros) y un 2.0dCi turbodiésel de 120 CV (22.865).
Los dos siguen siendo coches caros de capricho y cuestan unos 4.500 euros más que las versiones equivalentes con carrocería cerrada de tres puertas. Pero es lo que cuesta disfrutar un tipo de automóvil diferente y en cierta forma exclusivo que permite viajar al aire libre con el cielo como techo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de febrero de 2004