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Reportaje:ES EL MOMENTO DE... | PROPUESTAS

Suspiros de color

Saltacercas, macaones, chupaleches, doncellas, ninfas, sofías, niñas, sátiros... Las mariposas son la vanguardia de la primavera y en estos días emprenden sus rutilantes y acelerados vuelos.

La primavera, como todo lo que pretende alcanzar el esplendor, se comporta con precauciones, con sondeos. A ráfagas, en suma... Lanza tentaciones de ella misma para indagar cómo de receptivo se muestra el paisaje. También se repliega hasta casi desaparecer y le deja la totalidad del derredor al frío, a esos blancos absolutos de la nevada.

Las misivas, en realidad anticipos o prólogos, resultan esencialmente cromáticas. Será el color, mucho más que el olor o el calor, lo que abra rendijas para la novedad en las puertas del calendario. Ya han amanecido tonos en unas pocas flores. A los que se suman suspiros, necesariamente aéreos, en los primeros escalones del cielo. Ya están volando unas pocas especies de mariposas.

Pocas invenciones de la vida alcanzan la compleja belleza de estos insectos. En ellos concurren una de las manifestaciones más veces evocadas de la fragilidad, algo que en absoluto se corresponde con la realidad. Porque las mariposas son tenaces, austeras, recias y hasta poderosas. Baten sus alas varias veces por segundo, alcanzan los 35 kilómetros por hora, resisten heladas si consiguen esconderse, y desafían al viento y a los pájaros que suelen perseguirlas.

Su suave cromatismo responde al papel de ilusionados reclamos que interpretan, a esa coquetería que la vida misma pone en marcha para lograr la atracción de los sexos. Una mariposa es un deseo a punto de cumplirse.

Y si delicada nos parece su locomoción zozobrante, todavía más suave resulta su alimentación básica. Porque estos insectos, que durante su fase de orugas son capaces de devorar ingentes cantidades de verde, cambian por completo al llegar a la madurez. Entonces buscan, con la lengua en espiral que ha hecho famosa Manolo Rivas, el néctar. Un nutriente altamente energético destinado a permitir los tremendos esfuerzos que asegurar la descendencia exige.

Serán las campiñas y sotos de Levante y Andalucía donde más suspiros de color veamos. Pero si de verdad quieren situarse en la primera fila para recibir a la primavera de las mariposas, acérquense, este mismo fin de semana, al parque natural de Cabo de Gata, en Almería.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de febrero de 2004