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Entrevista:AGUSTÍ DE SEMIR | Medalla de honor de Barcelona

"Hay que mirar hacia el futuro, porque será el tiempo de los otros"

Barcelona

Agustí de Semir (Barcelona, 1918) recibió ayer la medalla de honor de Barcelona por su trayectoria como abogado defensor de numerosos antifranquistas y, también, por su actitud cívica a lo largo de su vida. Una actitud, que, afirma, le inspiró su padre. A los 86 años dejará de trabajar en el campo del derecho para poder leer y charlar con los amigos, y propone: "Hay que mirar hacia el futuro, porque será el tiempo de los otros".

"A mi edad", explicaba ayer poco antes de recibir el galardón, "recuerdo a mi padre, que me enseñó el valor de la ciudadanía". Cuenta que un día su padre se enfadó con un tranviario que le había manchado el pantalón y llegó incluso a gritarle. En el viaje de vuelta, se apeó para pedirle disculpas. "Entendí la lección: el respeto al otro en todos los terrenos es crucial. Cuando se pierde el respeto se pierde la convivencia".

Mira hacia el presente y asegura: "Estamos en camino de construir una sociedad respetuosa. Un camino largo, pero se dan las condiciones para ello". "El reino", sigue con un lenguaje propio del creyente que siempre ha sido, "no está más allá del hombre, está en el hombre. El débil padece la opresión del poderoso que quiere evitar la implantación del reino. Pero se puede lograr. Yo no lo veré; bueno, quizá lo contemple espiritualmente, pero sé que lograremos implantar el reino del hombre".

Agustí de Semir recibió también la medalla de Amnistía Internacional. De Semir recuerda: "El primer informe que hizo sobre Cataluña se hizo en mi despacho. Luego se envió a Ginebra".

El galardonado asegura que piensa dejar ya el ejercicio del derecho: "Hasta ahora aún trabajaba, porque la cabeza la tengo bastante bien. Pero ya tengo miedo a las enfermedades normales asociadas a la vejez. Además, noto que las fuerzas físicas ya no son las mismas; por tanto, supongo que ya no dedicaré mucho tiempo al derecho. A cambio, podré dedicar mucho más tiempo a la lectura y a los amigos". Una lectura con espíritu de presente: "Leo todo lo que puedo sobre el mundo actual. Incluso la historia me interesa para comprender lo que pasa. Veo el mundo presente y pienso en Bismarck". Y concluye: "Hay que mirar hacia el futuro. Siempre. No porque vaya a ser mejor, sino porque será el tiempo de los otros".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de marzo de 2004