Juan Peña, coordinador de la cooperación española en Marruecos, es uno de esos expertos a los que se refiere el portavoz del Gobierno marroquí, Nabil Benabda-llah, cuando repite que técnicos extranjeros con experiencia en catástrofes aseguran que apenas hubo desorganización por parte de las autoridades marroquíes tras el terremoto de Alhucemas, hace una semana, que causó 572 muertos.
"El Estado marroquí tenía medios suficientes para hacer frente a la catástrofe y los movilizó", asegura Peña, funcionario de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). "Tras un golpe como éste las cosas no pueden ser perfectas y menos en estos sitios" montañosos con infraestructuras deficientes que "dificultan la distribución". "Valoro positivamente el gran esfuerzo" de Marruecos, añade contradiciendo las denuncias formuladas por la prensa.
Peña resta importancia a las críticas de Bomberos Sin Fronteras y de los cuerpos de varias ciudades españolas que regresaron a la Península sin haber podido trabajar: "Desde primeras horas de la mañana la protección civil marroquí había desescombrado los edificios derrumbados tras el seísmo en las ciudades y en los pueblos, sus habitantes habían hecho otro tanto. No tenían nada que hacer". "El equipo de rescate que mandó la AECI no sacó a nadie de los escombros y sólo pudo echar una mano en el reparto de la ayuda", añadió.
Con ocho aviones enviados por la AECI, uno por Cruz Roja Española, otro por la Junta de Andalucía, dos camiones del Ejército de Tierra con 75 tiendas de campaña, otras 500 donadas por el Fondo Catalán al Desarrollo, etcétera, la ayuda española ha sido la más generosa de cuantas ha recibido Marruecos. De ahí que el Gobierno la haya agradecido efusivamente.
La solidaridad española está plagada de anécdotas. El Ejecutivo marroquí no quiso evacuar a sus heridos a los hospitales de de Melilla pero, sorprendentemente, no puso reparos a que un puñado de agentes municipales de la ciudad autónoma se trasladasen, uniformados pero sin armas, a Alhucemas en un vehículo de la Policía Local. Sin embargo, los dos camiones del Ejército español estuvieron también a punto de cruzar la frontera pero, en el último momento, su cargamento de tiendas fue trasvasado a vehículos civiles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de marzo de 2004