La Policía Municipal instaló ayer, por segundo domingo consecutivo, fuertes controles en la Casa de Campo para impedir la venta ambulante de comida entre los numerosos ecuatorianos que suelen reunirse en la Casa de Campo. Además, los agentes también iban acompañados de grúas para retirar, si fuera preciso, vehículos que carecían de permiso o que aparcasen en zonas prohibidas del parque, según fuentes municipales.
El objetivo de esta operación es impedir la venta ambulante de comida y, además, evitar que estas personas instalen en los árboles redes para la práctica del voleibol, deporte al que estos inmigrantes son muy aficionados. Ayer, también intervinieron en esta operación policial varios agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.
Según las fuentes informantes, el objetivo de este despliegue de la Policía Municipal no era el control de documentación ni, por tanto, el descubrimiento de inmigrantes en situación irregular en España. Sin embargo, la fuerte presencia de policías en la Casa de Campo, que ayer instaló controles incluso en las salidas de las estaciones de metro próximas al parque, ha retraído a los inmigrantes. Ayer se reunieron en la Casa de Campo "muchos menos" que otros domingos, según un agente.
Raúl Jiménez, portavoz de la asociación de inmigrantes ecuatorianos Rumiñahui, explica que los vendedores de viandas de la Casa de Campo llevan años pidiendo al Ayuntamiento que les adjudique un espacio donde puedan ofrecer sus productos sin problemas. "Pero no han recibido ninguna respuesta", plantea. No obstante, comprende que se vigile a los grupos que quieren cobrar por el uso de las canchas deportivas públicas "porque es un abuso".
"Los controles por la venta de alimentos se llevan realizando desde hace años, pero ahora la policía se está poniendo también muy dura con el tema de los papeles, pidiendo muchas veces la documentación, y eso sí que nos preocupa", matiza Jiménez. Éste es consciente de que entre los ecuatorianos, que forman la mayor colonia de inmigrantes de la región, hay muchos que carecen de permiso de trabajo y residencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 8 de marzo de 2004