Señora Esperanza Aguirre:
Soy un sevillano que ha estado viviendo siete años en Estados Unidos. Como bien sabrá, en ese país la seguridad social no es un derecho, sino un lujo. Tan sólo acudí a un hospital una vez por una quemadura. Por desconfianza a los extranjeros me hicieron rellenar tres diferentes formularios antes de curarme la dolorosa quemadura en carne viva para asegurarse que cobrarían el coste del servicio. Una situación verdaderamente denigrante.
Finalmente conseguí volver a Sevilla, mudándome ahora a Madrid por cuestiones de trabajo. No estoy empadronado en esta ciudad, ya que aún no sé cuándo acabo mi trabajo. Y de nuevo usted me hace sentirme extranjero, pero esta vez en la capital del supuesto país donde nací: España, ya que yo y otros tantos en mi situación somos los culpables de que haya listas de espera para los verdaderos madrileños. ¿Usted sugiere que para reducir las listas de espera nos vayamos de Madrid los que aquí trabajamos sin estar empadronados? ¿Acaso los madrileños no van al médico en otras comunidades? ¿Usted sugiere que si trabajando en Madrid me rompo un brazo, vaya a Sevilla a escayolármelo?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de marzo de 2004