Hoy mi abuela cumple dos años. Un día como hoy, empezó el infierno de una enfermedad llamada cáncer. Hará dos años que comenzaron las visitas al hospital: oncología y ginecología, quimioterapia, radioterapia... Hace dos años que se le cayó el cabello y el hambre se convirtió en náuseas que no permitían que la comida pasara más alla de la garganta. Pero hace dos años mi abuela volvió a nacer porque fue fuerte a pesar del inmenso dolor y porque, como decía ella, tenía muchas ganas de vivir. Su voluntad y su ánimo la salvaron. Sin embargo, sería injusto olvidarme de un equipo médico maravilloso, de gran profesionalidad y calidad humana, que son los verdaderos héroes en el inicio de la nueva vida de mi abuela: el doctor Laín de ginecología, la doctora Arcusa de oncología y el doctor Prat de cirugía plástica; las enfermeras de la planta tercera... En definitiva, a todo el personal del Hospital de Terrassa y al del hospital de la Mare de Déu de l'Esperança de Barcelona, a todos ellos, gracias por regalarme una abuela tan joven.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de marzo de 2004