Caso de que sea publicada esta carta, quiero aprovechar esta tribuna pública para pedir a los partidos políticos, especialmente a los de izquierda -ya sabemos que la sensibilidad ecológica del PP es tacaña-, que dejen de llenar los buzones de los ciudadanos de propaganda electoral.
Este recurso publicitario es tan obsoleto y falto de imaginación como muchas de las propuestas que contienen los folletos, tiene el mismo resultado que los catálogos de las grandes superficies que nos ofrecen las últimas gangas: en mi casa y en las de familiares y amigos van directamente a la basura.
Puesto que este dispendio lo pagamos los ciudadanos de nuestro bolsillo a través de las subvenciones que reciben los partidos para sufragar sus campañas, sea con dinero público o privado, sugiero y recomiendo encarecidamente a nuestros próceres políticos que empleen ese dinero en otros usos, aparte, claro está, de que todo el papel que se utiliza en los folletos supone varios cientos, o miles, de toneladas de madera que se salvaría de la tala.
No creo que seamos un país tan culturalmente subdesarrollado y falto de criterio para que la intención de voto se decida por la lectura de un folleto impreso o por una campaña mediática de dos o tres semanas en radio y televisión.
Reflexionemos un poco, comparemos posturas, revisemos actuaciones y decidamos en consecuencia a quién vamos a otorgar la confianza para los próximos cuatro años, si es que hay alguien que la merezca.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de marzo de 2004