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AL VOLANTE | PRUEBA

Casi perfecto en ciudad

El Prius adelanta muchas soluciones del futuro. La principal es su mecánica híbrida, pero incluye otros avances curiosos, como la apertura y arranque sin sacar la llave del bolsillo, un botón para circular sólo con motor eléctrico, el volante multifuncional, el cambio, la pantalla táctil en color... Y se aprende a usar a la primera porque es muy intuitivo.

Relajante en los atascos

El nuevo Toyota lleva dos motores, un 1.5 16v. de gasolina (78 CV) y otro eléctrico (50 CV) que se alimenta de las baterías que carga el primero. Pero como no entregan la máxima potencia al mismo tiempo, la respuesta y prestaciones son como las de un coche de unos 110 CV, aunque con aceleraciones más brillantes hasta 100 km/h. porque aprovecha muy bien la fuerza del motor eléctrico.

El conjunto incluye un cambio automático como el de los escúteres y un cerebro electrónico que gobierna todo. Y la sincroniza-ción está tan lograda que no se notan diferencias con un coche normal y cuesta saber cuándo trabaja uno o los dos motores. Se aprecia en los semáforos y atascos, porque el de gasolina se para y reduce el consumo dejando el interior en un relajante silencio. Después, al levantar el pie del freno, se empieza a mover con el eléctrico y si se acelera más arranca el de gasolina. Y con el botón EV circula sólo con el eléctrico y es muy limpio en túneles, garajes ..., aunque las baterías sólo duran dos kilómetros.

Todo esto aporta un funcionamiento impecable en ciudad y un consumo urbano bajísimo para su tamaño: apenas seis litros. Y puede recorrer unos 700 kilómetros de atascos sin repostar. Pero lo mejor es su capacidad de motivación para ahorrar combustible. Así, la pantalla en color que indica los consumos medios en bloques parciales de cinco minutos invita a conducir con suavidad. Y con un poco de atención al acelerar se logran reducciones sorprendentes sin sacrificar las prestaciones.

Menos brillante en carretera

El Prius no resulta tan brillante en carretera. El cambio es un gran aliado en ciudad y trazados planos que permiten circular a punta de acelerador: apenas gasta seis litros y es muy silencioso. Pero en cuanto hace falta más potencia para adelantar o en las subidas revoluciona mucho el motor y resulta demasiado ruidoso. Además le falta brío y prestaciones para poder viajar a ritmos alegres en trazados de orografía accidentada.

Por lo demás, el comportamiento dinámico es similar al de los coches de su tamaño. Las suspensiones son algo secas en los baches, pero no balancea mucho en las curvas. Y aunque no destaca por su agilidad en zonas viradas porque tiene una dirección lenta y exige girar el volante más de la cuenta, circula con aplomo en autopista y permite hacer viajes largos sin cansar. Además incluye todas las ayudas electrónicas: ABS, control de estabilidad... Y los frenos paran muy bien y recuperan energía para cargar las baterías.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de marzo de 2004