A finales del siglo XIX, un triple crimen en el número 58 de la calle del Parlament de Barcelona conmocionó a la sociedad catalana. Una mujer embarazada y dos de sus hijas fueron brutalmente acuchilladas. De la matanza se libró otro hijo de tres años, Andreu Nadal, que presenció el asesinato y cuyo testimonio fue decisivo para señalar al padre, Silvestre Lluís, como culpable del parricidio. La resolución del caso no convenció a todos. La escritora Rosa Caminals reabre ahora el caso de la calle del Parlament en su nueva novela, La petita mort (Rosa dels Vents), para poner en evidencia la instrucción del sumario.
En la época del crimen, muchos consideraron que las declaraciones de un niño de tres años no podían tomarse en serio. "El caso interesó mucho, quizá porque se presentaba como un parricidio, que ocurría tras otro crimen muy similar. La ejecución de Silvestre Lluís, al que se consideró culpable de los asesinatos, fue la última que se realizó en Barcelona durante la monarquía. Desde el inicio, surgieron muchas dudas sobre el juicio y sobre la arbitrariedad de una sentencia que se basaba al final en las palabras de un niño de tres años", afirma la autora.
Pesquisas
El seguimiento de las pesquisas del protagonista de la novela para descubrir la verdad permite a Caminals retratar la Barcelona de principios del siglo XX, una ciudad en la que se mezclaba la violencia del pistolerismo de signo anarquista con la opulencia de una vida social desenfrenada. "Es una época que ofrece buenos materiales para un novelista. Son los años del salto en la revolución industrial, del auge de la burguesía y del obrerismo. La violencia estaba muy extendida. Culturalmente, predominaban la Renaixença y el modernismo. Siempre me ha interesado la yuxtaposición entre la vida burguesa y el mundo clandestino", dice la escritora.
En La petita mort, Barcelona es, según Caminals, un "personaje más". Para la descripción detallista del ambiente barcelonés de entonces, la autora tuvo que dedicar mucho tiempo a documentarse, una tarea difícil porque no podía acceder a las hemerotecas locales, ya que vive en Maryland (Estados Unidos), donde ejerce como profesora de literatura española. "El proceso de documentación ha sido más largo que la escritura. Tenía referencias del caso por libros y a través de memorias, pero no tenía acceso a fuentes como los periódicos de la época. Una joven estudiante de periodismo recopiló el material y me lo envió a Estados Unidos", explica.
Tras La petita mort, Roser Caminals ya está pensando en la trama de su próxima novela, que, asegura, se ambientará también en las primeras décadas del siglo XX. Con su publicación, concluirá la trilogía sobre la Barcelona de aquel agitado periodo, que inició con su anterior libro, El carrer dels tres llits.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de marzo de 2004