Después del horrible atentado de Madrid, y paseando por mi barrio, he observado con tristeza, pero no con sorpresa, que muchas de las ventanas y balcones de las casas mostraban su repulsa con crespones negros prendidos de banderas. Digo con tristeza por dos motivos completamente opuestos. El primero, porque me hace recordar el gran número de personas que perdieron sus vidas en esos vagones. El segundo motivo, es mas lejano, pero no menos importante al menos para mí. Me hace recordar que en mi barrio vi poco más de tres o cuatro pancartas, (incluyendo la mía), que decía "No a la guerra". Quizás las inocentes víctimas de Irak estuvieran incluidas en "muertos de segunda categoría", tal vez porque estaban muy lejos, tal vez porque como quién dice "ojos que no ven...". Y me hago una pregunta, ¿tendríamos que lamentar tantas muertes en Madrid como en Irak, si la locura de unos visionarios no hubieran invadido un país soberano y masacrado a sus gentes?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de marzo de 2004