No está bien el Barcelona. Su crisis de juego es tan patente que ni siquiera ganando un partido tan comprometido y exigente, como el de ayer ante el DKV Joventut, puede disimular su crisis. Le cuesta dotar de fluidez a su juego, hacer valer la intimidación de torres del calibre de Dueñas y Fermerling o el talento de Bodiroga. Cierto es que tiene a Grimau y Fucka postrados en la enfermería y que a Navarro cada vez se le hace más difícil soportar el dolor que le causa la fractura de un dedo de la mano izquierda, con la que tiene que jugar desde hace un par de semanas. Muchos inconvenientes. Y aún así ganó. Lo hizo porque fue el menos malo en un partido presidido por el factor emocional que significaba el retorno de Aíto García Reneses al Palau Blaugrana, en esta ocasión dirigiendo al equipo visitante.
BARCELONA 64 - DKV JOVENTUT 60
Barcelona: Sada (5), De la Fuente (0), Bodiroga (15), Varejao (11), Femerling (7); Dueñas (10), Rodríguez (7), Drejer (9) y Navarro (0).
Joventut: Marco (7), Rudy Fernández (9), Vázquez (0), Alzamora (2), Tabak (21); Radulovic (10), Guzmán (8), Digbeu (3) y Dumas (0).
Parciales: 14-20, 23-11, 16-23 y 11-6.
Árbitros: Mitjana, García y Perea.
Unos 7.000 espectadores en el Palau Blaugrana.
Pocas veces podrá ganar el Barcelona un partido con tan mal tino en el lanzamiento. Paupérrimos fueron sus porcentajes de acierto: un 37% en tiros de dos y un 30% en triples. Y encima, perdió 18 veces la posesión de la pelota. Si consiguió vencer fue porque capturó 15 rebotes más que el Joventut y porque escarbó mucho más dentro de la zona, lo cual le permitió acudir anotar 19 tiros libres, aunque su porcentaje también fue más que discreto porque lanzó 27 veces desde allí. Pero, en contrapartida, el Joventut anotó los cinco únicos tiros libres que logró forzar.
El Barcelona acusa un grave defecto en la dirección de su juego. El joven Sada le dota de consistencia física y capacidad defensiva pero no de clarividencia a la hora de mover la bola. La poca participación de Navarro -sólo pudo jugar diez minutos- agravó aún más su escasa producción ofensiva. Muchas veces volvió a incurrir en la desazón de no saber qué hacer ante la defensa del Joventut, como ya le había sucedido el pasado jueves ante la del Benetton Treviso.
Si el Barcelona logró ganar fue gracias a la irregularidad del Joventut, al mayor poderío de sus torres y, sobre todo, a la defensa. De la Fuente sujetó a Rudy, que no tuvo su mejor día y que erró, especialmente en las últimas y decisivas jugadas del partido en las que su equipo se encomendó a él, a pesar de que sólo tiene 18 años. Fue quien logró el último empate en el marcador, a 60 puntos, pero falló varios lanzamientos y acabó siendo eliminado antes de que Varejao y Bodiroga sentenciaran. Al Barcelona, queda claro, le faltan efectivos y echa de menos recuperar la dinámica de juego de semanas atrás. El Joventut careció de mayor consistencia y regularidad para vencer en el Palau. Hubiera sido su segundo triunfo sobre el Barcelona en apenas dos semanas, tras el que obtuvo en la Copa. Se reprochará sus fases de errores flagrantes, haber dejado demasiado sólo a Tabak -21 puntos y 9 rebotes-, haber gozado de una escasa aportación de sus escoltas y aleros -Digbeu sumó tres puntos y Dumas y Vázquez fallaron diez lanzamientos-,
y, por último, su bajonazo en el último cuarto, en el que sólo consiguió anotar seis puntos. Aún así, no estuvo lejos del triunfo en el Palau. Eso lo dice todo sobre el juego que desplegaron unos y otros.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de marzo de 2004