Mayte recibió durante el pasado fin de semana numerosas visitas de amigos y familiares. Pero no ha podido explicarles por qué está en una unidad de cuidados intensivos de La Paz. Han tenido que ser ellos los que le expliquen que era una de las víctimas del atentado del jueves. "Ella dice que no perdió la consciencia, pero no es capaz de recordar qué sucedió. Debe de ser por el trauma o por la medicación", comenta un grupo que comparte las primeras risas y un cigarrillo después de tres días de angustia a la puerta del centro sanitario.
Uno de sus amigos explica que el sábado Mayte salió del estado crítico. Tiene afectados el bazo, un traumatismo torácico con daños en los pulmones y sufre quemaduras -sobre todo en una pierna, según explica uno de sus amigos por teléfono- y la típica lesión de tímpano de muchas de las víctimas del atentado.
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Como Mayte, durante el fin de semana muchos de los cerca de 260 heridos recibieron las primeras visitas de amigos, vecinos y familiares que no les habían visto antes. Pero ello no quiere decir que no hayan estado bien acompañados. "Una de las cosas que quiero destacar es que ni uno de los enfermos que he visto, ni siquiera los extranjeros, que es más difícil que tengan familia aquí, ha estado solo", comentó el sábado la ministra de Sanidad, Ana Pastor.
Para Mayte queda la parte más dura. La recuperación será lenta, y continuará cuando ya la noticia del atentado terrorista no ocupe las primeras páginas de los periódicos. Pero por lo que se pudo ver el sábado en la puerta de La Paz, Mayte no tendrá que hacer el recorrido sola.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de marzo de 2004