Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Mueren otros cuatro soldados de EE UU en un ataque en Bagdad

El número de militares estadounidenses muertos se eleva a 274

Los portavoces militares estadounidenses en Irak hablan desde hace semanas de una mejora de la seguridad en el país. Pero la realidad se obstina en contradecirles a diario. Ayer, cuatro nuevas muertes en Bagdad elevaron la cifra de sus soldados fallecidos en combate a 274 desde el fin oficioso de la guerra, el 1 de mayo del año pasado. Los seis civiles iraquíes muertos en Baquba ni siquiera tienen una lista que engrosar. Nadie lleva la cuenta.

"Una de nuestras patrullas resultó alcanzada por una bomba artesanal y la explosión lanzo uno de los vehículos en un canal. Tres soldados resultaron muertos y otro más herido", informó a la prensa un portavoz militar norteamericano. El incidente se produjo a las once menos cuarto de la noche del sábado al sureste de Bagdad. Unas horas más tarde, en la madrugada de ayer, una bomba similar mataba, también en la capital, a un cuarto militar recién destinado a Irak.

Los artefactos de fabricación casera se han convertido en la primera causa de muertes entre las tropas estadounidenses y han obligado al Ejército a blindar sus todoterrenos. Sólo en la noche del sábado al domingo, hicieron explosión siete de esas bombas y otras seis fueron descubiertas y desactivadas.

Durante la visita a una unidad del Ejército estadounidense en Balad, uno de sus especialistas, el sargento Mikel Ghaleb, explicó que "los terroristas las preparan con vainas de artillería rellenas de explosivo en el que colocan un detonador conectado con un cable al disparador". "Suelen colocarlas en cuerpos de animales muertos que dejan en medio de la carretera", explicaba Ghaleb.

Goteo de incidentes

Desde el pasado miércoles, los artefactos caseros han causado la muerte de nueve soldados. Este continuo goteo de incidentes parece desmentir las declaraciones oficiales de una reducción de los ataques. El pasado enero. un informe confidencial de la agencia de cooperación estadounidense, USAID, difundido por un diario británico advertía de que las agresiones estaban aumentando.

"Enero ha registrado el índice más alto de violencia desde septiembre de 2003", aseguraba el texto en contra de lo que declaraban los portavoces de la Coalición. De acuerdo con ese documento, basado en datos militares, los ataques a organizaciones extranjeras y ONG habían pasado de 19 en diciembre a 26 en enero. Los ataques llamados de alta intensidad (con explosivos y morteros) aumentaron un 103% (de 316 a 642).

A falta de una estadística similar del mes de febrero, baste decir que ha sido el más sangriento para los iraquíes desde la guerra. Al menos cuatro centenares de civiles han muerto entre el 1 de febrero y el 2 de marzo en varios atentados de gran impacto. Sin embargo, el goteo diario de víctimas pasa normalmente inadvertido.

Ayer, fuentes hospitalarias de Baquba informaron de la muerte de seis miembros de una misma familia fruto de un ataque ocurrido el día anterior contra su aldea. Otros cuatro, todos niños, seguían ingresados. Según el relato de un pariente a la agencia France Presse, los soldados estadounidenses dispararon al oír los tiros al aire de la celebración de una boda. Fuentes militares negaron conocer los hechos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 15 de marzo de 2004