"Ahora tengo menos trabajo", se queja Mustafa, de 34 años, mientras pasea su vieja Minolta por el degradado paseo marítimo de Basora a la espera de clientes. Mustafa es un fotógrafo a la antigua usanza, de los que retratan a novios y a familias de asueto sobre un idílico falso fondo y con película de 35 mm, desde 1988, y asegura que ha perdido con el cambio de régimen el año pasado. "Antes hacía unas 20 fotos al día; ahora tengo suerte si hago 7", explica. A 1.000 dinares la instantánea (unos 55 céntimos de euro) apenas le da para mantener a su familia. Y no es que eche de menos a Sadam. "Hizo algunas cosas, pero aquí no estábamos seguros", confía. ¿Y ahora? "Todavía, tampoco".
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de marzo de 2004