"Todo ha mejorado en lo que se refiere a nuestra libertad y las perspectivas de futuro", afirma Luma Dhia, de 36 años, tras el mostrador de su botica en la avenida Catorce de Ramadán de Bagdad. Antes de dar su nombre se asegura de que no vaya a aparecer en ningún medio local. "Lo que más echamos de menos del antiguo régimen es la seguridad", apunta, "todos estamos muy preocupados". El temor ha obligado a Luma a renunciar a conducir su coche por las tardes. "Por las mañanas sí que vengo sola, pero luego he contratado un chófer para que me lleve a casa porque acabo pasadas las ocho y media, y he tenido la sensación de que en varias ocasiones me seguían".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de marzo de 2004