Sé que hay mucha gente que durante los trágicos sucesos de estos últimos días ha dado lo mejor de sí misma, y tenemos que agradecérselo infinitamente.
El viernes por la tarde, el centro de Madrid se convirtió en un sitio casi inaccesible dada la cantidad de gente que intentaba llegar a la manifestación.
Mi más sincera enhorabuena a los cientos de conductores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que tuvieron que trabajar duro, aguantando las riadas de personas que se esforzaron en subirse a los autobuses.
Fui testigo de dos de estos héroes, en la línea 115, que mostraron una paciencia admirable y un saber hacer que no debería pasar sin mencionar.
En nombre de muchas personas que consiguieron llegar a la manifestación, muchas gracias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de marzo de 2004