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OPINIÓN DEL LECTOR

En torno a los (supuestos) abusos

Salen estos días a la luz los abusos sexuales a menores cometidos por un párroco de Madrid. Algo muy grave, sin duda.

Pero más grave aún me parece la postura del arzobispado, al no condenar enérgicamente los hechos y andarse por las ramas diciendo que dicho párroco no estaba en ejercicio de su labor pastoral cuando ocurrió todo. Deberían saber -y de hecho lo saben- nuestras autoridades eclesiásticas que el sacerdocio no es una profesión, sino un sacramento que imprime carácter, y que el sacerdote no es un funcionario que cumple unas horas y ya está.

El sacerdote, cuando recibe el sacramento del orden sacerdotal, se convierte en apóstol de Cristo y recibe una misión que abarca todos los ámbitos y circunstancias de su vida. No vale decir que en determinado momento no estaba ejerciendo su labor pastoral.

La postura de los superiores de este señor debería ser, en primer lugar, una condena sin paliativos de los hechos; en segundo lugar, apartar de manera inminente a este sujeto de todo ejercicio pastoral y ponerlo ante la justicia. Estas cosas hacen mucho daño a la Iglesia, y declaraciones como las del arzobispado suenan a excusas.

Para solucionar un problema, lo primero que hay que hacer es reconocerlo, sin excusas ni ambigüedades. Soy católico y me siento parte de la Iglesia católica.

Por ello me duele tener unos representantes tan blandos y mezquinos. Que luego no se quejen de que la sociedad les da la espalda.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 17 de marzo de 2004