Recorrer los juzgados de cualquier ciudad y mirar las causas del día es encontrarse con disputas de vecinos por una llave, hurtos menores, insultos y... dos collejas dadas por un adolescente a otro a la salida del instituto. En el mismo Palacio de Justicia vallisoletano donde veinticuatro horas antes se había dejado visto para sentencia el doble asesinato de los hermanos Ferreruela, se celebró ayer un juicio motivado por esas dos collejas, que llevan arrastrándose desde hace más de un año por los tribunales. Los protagonistas de la historia son cuatro chavales que en el momento de los hechos tenían entre 14 y 16 años y estudiaban en el instituto Julián Marías de Valladolid. A la salida del colegio, y según reflejan los autos, Enrique, Pablo y Jonathan afearon la conducta de Daniel, que supuestamente se estaba burlando de un niño deficiente. Como este último amenazara a los tres con denunciarles en comisaría después de las dos de la tarde, Enrique le soltó dos tobas. Cumpliendo su amenaza, el chaval agredido denunció los hechos a la policía, cuyo atestado pasó al Juzgado de Menores, cuyo titular amonestó a Enrique y Pablo por collejas y empujones. Pero el abogado defensor del primero, no conforme con la sentencia que "condenaba" a su cliente, recurrió a la Audiencia Provincial, cuya sección IV, formada por tres magistrados, tendrá que decidir ahora sobre el particular. Aunque el trámite apenas duró unos minutos, al final el presidente de la sala, el juez Ruiz Romero, tuvo que dar con el mazo y repetir eso de "visto para sentencia".-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de marzo de 2004