El pasado año realicé varias compras a través de Internet con ilusión, sin embargo, no conté con el servicio de Correos en España. Objetivamente, los hechos sucedieron así: Paquete enviado el 25 de marzo de 2003, procedencia del Reino Unido, jamás llegó a mis manos. Reclamación en la Royal Mail que confirma que la pista de la mercancía se pierde en España. Porque en Inglaterra a los paquetes y a las cartas certificadas les hacen seguimiento informático. En España no. Acudo a la oficina principal de Correos en Málaga. No hay manera de saber dónde está porque la numeración de la Royal Mail, cuando llega a nuestro país, es sustituida por otra que no se sabe cuál es. La mercancía, perdida irremisiblemente.
Segundo caso. Envío del 20 de noviembre de 2003, también del Reino Unido. Una carta certificada que no llegó. Más reclamaciones en procedencia. Dicen que la carta mencionada está en España desde el 21 de noviembre de 2003, a las 13.36 horas. Lo saben porque, repito, hacen seguimiento informático de esos envíos. Mi queja en Correos de España, con el número Q20040216-190348, es contestada así: "El procedimiento establecido en las reclamaciones de la correspondencia internacional es, en primer lugar, comprobar que el envío salió a destino y, posteriormente, facilitar los datos de la salida del mismo al servicio postal del país de destino para que éste investigue su situación. Por tanto, la Unidad de Reclamaciones Internacionales informará a Royal Mail del resultado de la investigación para que el servicio postal británico resuelva la reclamación y conteste al reclamante". Todavía no se han enterado que tenemos que investigar en España, que es donde, sospechosamente, se pierden las cosas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de marzo de 2004