El público asiduo a los conciertos extra de Juventudes Musicales llena la sala grande del Auditorio cada vez que se le ofrece un programa de interés y calidad, dos premisas que suelen estar garantizadas. Y alternando con los grandes nombres, actúan valores de las últimas generaciones, triunfadores ya en la escena internacional. Así, el violinista siberiano Vadim Repin, poco más que treintañero. Un poco mayor, el director Andreas Weiser (Stuttgart, 1963) prestó su concurso a Repin en su excelente, virtuosista, fluida y brillante protagonización del Concierto de Chaikovski, Opus 35. Sólo por escuchar al solista alemán entonar la Canzonettz habría valido la pena no perderse la oferta de JJ MM.
Juventudes Musicales de Madrid
Flemish Radio Orchestra. Director: A. Weiser. Solista: V. Rapin, violinista. Obras de Chaikowski, Britten, Weber y Stravinski. EL PAÍS, INAEM y Comunidad. Auditorio Nacional. Madrid, 17 de marzo.
Pero, además, pudimos disfrutar de una refinada interpretación de los Interludios marinos, de Britten, pertenecientes a una de las más bellas óperas del compositor británico Peter Grimes (Londres, 1945). Música de la mar, la soledad, la crueldad de un personaje central al que los aldeanos de la costa este de Inglaterra rodean de "piedad y verdad", Britten nos la transmite, incluso en los intermedios escuchados en concierto, con la autenticidad de lo mágico. La versión fue meritoria, tenuemente afectiva y muy bien ejecutada.
El resto lo sustentaron la obertura de Euryante, de Weber, y la suite de 1919 de El pájaro de fuego stravinskiano. Una noche de muchas bellezas musicales, calidades instrumentales y criterio justo, admirado y aplaudido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de marzo de 2004