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OPINIÓN DEL LECTOR

Cibeles lloraba

No sé si le habrá pasado a más gente, pero este lunes fue uno de los lunes más extraños de mi vida. Había que volver a los quehaceres normales, después del horror y el dolor, y, sin embargo, muchas cosas habían cambiado.

Volvía yo el lunes por la noche a casa caminando por Cibeles, y el aire, la luz, eran distintos. No era la misma la diosa en su carro, envuelta en un sudario de leve niebla (juro que lloraba), y tampoco soy yo el mismo ahora, vagando como un zombi por mi ciudad natal. Siento como un hueco dentro que algún psicólogo quizá sepa explicarme.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de marzo de 2004