Martes, 8.30 de la mañana. En casa está todo manga por hombro, faltan 10 minutos para salir hacia la escuela. Un vecino nos avisa que están multando a todos los coches de la calle. Claro, hoy es día 16, ¡pero es muy temprano! Uno de nosotros baja a la calle. Coge la sanción y se dirige hacia uno de los agentes que acaban de hacer la redada. El agente 1.065, al verlo, acelera el paso y se mete en el coche. Lo para: "Buenos días". "¿Qué pasa?". "A las 8.40 íbamos a mover el coche". "¡Está prohibido aparcar desde las doce de la noche!, ¡haga recurso!". Suponemos que el agente madruga mucho y no le sienta bien, de otra forma no nos explicamos cómo se puede ser tan maleducado con los contribuyentes. Supongo que el próximo día 1 a las doce de la noche, cuando vuelva a tocar cambiar los coches de lado, todos los vecinos del barrio haremos una fiesta y nos pondremos de acuerdo para cambiarlos; aunque los contenedores de basura y de obras estén en el lado que no toca, intentaremos moverlos entre todos. Señor alcalde, ¿es usted consciente del pueblo donde vivimos y de los problemas que hay? Por favor, recicle a sus agentes de policía. Buenos días, agente 1.965.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de marzo de 2004