El presidente del Gobierno en funciones, José María Aznar, sostiene que "no es el momento para pensar en retiradas de tropas", en alusión al compromiso electoral de José Luis Rodríguez Zapatero de sacar de Irak el contingente español que participa en la ocupación, "y mucho menos cuando los terroristas, con su mensaje de muerte y destrucción, nos han exigido que nos rindamos". Aznar hace esta afirmación en un artículo titulado La verdad sobre el 11-M publicado en el diario estadounidenses The Wall Street Journal, en el que asegura que "ceder ahora sentaría un peligroso precedente".
The Wall Street Journal es el diario que en los prolegómenos del ataque contra Irak, hace un año, publicó un artículo de Aznar, Tony Blair, Berlusconi y otros mandatarios en el que se alineaban con Washington frente al resto de Europa. Tras la derrota del PP el 14 de marzo, el diario, muy influyente en el ámbito financiero, ha sido proclive a la tesis de que los terroristas han modificado la orientación del voto.
Tras recordar el carácter mortífero y masivo del atentado, Aznar escribe: "Las lecciones son sencillas. Si queremos evitar que los terroristas nos asesinen y nos dicten cómo debemos llevar nuestras vidas, debemos hacerles frente. Algunos piensan que la solución es pedir la paz, negociar con los terroristas para que vayan a matar a otro sitio. Pero este camino es inaceptable para mí y para millones de españoles".
"Los españoles tenían derecho a la verdad el 11-M (...) y eso fue lo que les dio mi Gobierno", asegura Aznar, quien justifica que las sospechas iniciales se dirigieran hacia ETA y argumenta que el Ejecutivo "no fue el único que atribuyó los atentados del 11-M a ETA. En las primeras horas, el presidente de la Comunidad Autónoma Vasca, el Secretario General del Partido Socialista, el Coordinador General de Izquierda Unida y el Secretario General de Esquerra Republicana de Cataluña, entre otros, hicieron lo mismo". En cuanto a Batasuna, que negó la autoría de ETA, "está clasificada como entidad terrorista, tanto por EE UU como por la Unión Europea".
Según Aznar, sin embargo, el Gobierno no descartó "ninguna prueba que apuntase en cualquier otra dirección" y " reveló todo aquello que razonablemente podía revelar", pero "la tentación de aprovechar la situación para obtener ventajas políticas resultó irresistible para algunos. En el momento en el que más necesitábamos hacer frente común", lamenta, "algunos decidieron sembrar el fuego de la duda. A las acusaciones contra el Gobierno se añadieron otras de aquellos que tenían todas las de ganar con esta estrategia. El estruendo fue tan grande, tan clamoroso, que no se oía nada por encima de él".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de marzo de 2004