Alois acababa de saldar una deuda y ya podía empezar a enviar dinero a su familia, en Rumania. Eso sí, después de comprar un anillo para su novia. Se casaban en agosto. También para el verano, Beatriz tenía un plan. Ahorraba con su marido y su hijo en una hucha para pagarse unas vacaciones en Cádiz. Salvo de los viajes -asunto reservado para Mariano-, Susana Soler se encargaba de casi todo. Llevaba las relaciones públicas en su empresa, charlaba con cualquiera en el barrio de Santa Eugenia. "Incluso era ella quien llamaba a mi familia", recuerda su marido. A partir del nacimiento de su "pitufina", hace tres años, todo quedó en segundo plano para Maite. Pepe, su marido, tendrá que educar solo a Andrea. "Ella lo haría mucho mejor", asegura. Sergio trataba de introducir a su familia en las nuevas tecnologías. Le gustaba la domótica y quería que las luces del baño se apagaran y encendieran con sensores.
MÁS INFORMACIÓN
- SUSANA SOLER INIESTA / Memoria de elefante
- SERGIO SÁNCHEZ LÓPEZ / Madera de inventor
- ALOIS MARTINAS / Un anillo dorado con una piedra en forma de corazón
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- MAITE JARO NARRILLOS / Una mujer de armas tomar
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de marzo de 2004