Prácticamente todos los colegios catalanes cambiaron las actividades el 11-M. Éstos son dos ejemplos. En el instituto Joan Maragall, de Barcelona, los alumnos de ESO elaboraron más de 50 misivas con palabras de ánimo y consuelo que incluían poesías de autores como Salvador Espriu, Apel.les Mestres o Miquel Costa i Llobera que hablan de la pérdida de seres queridos, de la desesperación de la espera y de paraísos perdidos para siempre. Carme Fàbregas, directora del centro, al oír la noticia, adelantó su horario de llegada al instituto. Todos bajaron al patio y se dedicó un minuto de silencio a las víctimas. En clase, se decidió espontáneamente escribir a los alumnos de Madrid: "Pensamos mucho en vosotros", "Hay que mirar hacia delante", decían. Los niños sentían lo sucedido muy cerca, dice la directora.
En el centro de primaria Dolors Montserrat, la dirección reunió a los niños para intentar explicarles lo sucedido. "De repente, un alumno se puso a llorar desconsoladamente, porque su padre trabajaba en Madrid", explica la directora, Montse Marquet. No dejó de llorar hasta que le localizaron por teléfono. En este centro, asociado a la Unesco, llevan mucho tiempo trabajando los conceptos de paz y no violencia. El día 11 volvieron a escribir y dibujar sobre ello.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de marzo de 2004