Susana no quería que nadie la confundiera con su hermana gemela. Se sentía única. También lo era para su marido. Juan Carlos deseaba que su hijo, que está por nacer, fuese tan feliz como él, un colchonero de corazón y un informático de cabeza. Juan Alberto frecuentaba la parroquia y llevaba la cartera llena de fotografías de su hija Sara, de 15 meses, recién adoptada. Antonio dejó su habitación llena de carteles de Bruce Lee, pero vacía, y también una edición de El Quijote encuadernada en piel. María José no llegó a sentarse en la silla de interventora del PSOE el domingo 14 de marzo. Sus compañeros de Alcalá de Henares colocaron tres rosas rojas en su lugar. Tampoco acudió a la cita con su padre en una aldea de Asturias, el día de San José. Cinco personas más entre 189. Cinco mundos que se detuvieron el 11 de marzo.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de marzo de 2004