Una huelga de celo de la policía federal ha creado el caos en los aeropuertos brasileños, sobre todo en los internacionales como el Tom Jobim, de Río de Janeiro, la ciudad con más turistas del país. Allí, dos policías realizan el control de pasaportes y abren, una a una, las bolsas de mano de los pasajeros.
Las compañías internacionales piden a los pasajeros que lleguen hasta seis horas antes al aeropuerto, en el que ayer se observaban filas hasta de 1.000 personas. La huelga comenzó el día 19 para exigir al Gobierno un aumento de sueldo de un 60%. Esta huelga podría ser la primera de otras de funcionarios, cuyos salarios no aumentan desde hace años. Ayer comenzó el paro de los profesores de las universidades públicas de Río Grande do Sul.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de marzo de 2004